Hemos oído hablar de los santos ascetas o de los profetas de los bosques o de vida retirada, que eran hombres de renunciación exclusivamente; Krishna, en cambio, fue uno de los más grandes ejemplos de divinidad, ya que vivió y se manifestó como un Cristo y al mismo tiempo cumplió con los deberes de un noble rey. Su vida demuestra el ideal no de la renuncia a la acción -una doctrina conflictiva para el hombre circunscrito a un mundo cuyo aliento vital es la actividad-, sino de la renuncia a los deseos por los frutos de la acción, que atan al hombre a lo terrenal.
La vida de Krishna constituye una prueba de su filosofía, la filosofía de que no es necesario huir de las responsabilidades de la vida material. El problema puede ser resuelto trayendo a Dios al sitio mismo en el cual Él nos ha colocado. Sea cual sea nuestro entorno, el Cielo habrá de manifestarse en toda mente donde reine la comunión con Dios.
Paramahansa Yogananda. Libro "El Bhagavad Guita. Vol I". Introducción. Pág XXXII