No es posible describir de modo adecuado todo este conocimiento en una breve charla. Se han escrito enormes volúmenes acerca de la complejidad de la ciencia del yoga y sobre cómo actúan sus técnicas de pranayama (el control de la fuerza vital) para llevar la conciencia de nuevo a Dios. Leerlos y asimilarlos llevaría una vida entera, ¡o más! Pero la práctica de Kriya es muy sencilla. El devoto no necesita comprender la abstrusa metafisica implicada. Y después de todo, ¿gobernamos nosotros el universo de Dios? ¿Acaso las leyes de la fisica sólo funcionan cuando nosotros les decimos cómo deben hacerlo? ¡Por su puesto que no! Las leyes cósmicas actúan en todo momento, bien sea que conozcamos o no la forma en que operan.
Así pues, cuando uno practica Kriva -y aplica no sólo la ley, que está plasmada en la técnica, sino también el otro factor necesario que he mencionado: el amor a Dios, el anhelo y deseo de Dios en el corazón-, entonces los profundos principios metafísicos de la ciencia del yoga entran en juego de manera automática. Al practicar la técnica de pranayama de Kriya Yoga, que magnetiza la espina dorsal, la concentración se interioriza. Y cuando la mente se ha concentrado en Dios y se tiene devoción en el corazón y se practica la sencillísima técnica de Kriya, entonces, automáticamente -sin necesidad de conocer siquiera los complicados caminos por los cuales el prana asciende y desciende por la espina dorsal, o cómo la conciencia atraviesa los chakras (aspectos cada vez más sutiles de la creativa Vibración de Om), o qué es lo que ocurre en el ojo espiritual (kutastha)-, las leyes de Dios actúan para centrar interiormente la conciencia en el altar de la percepción de Dios. Se sintoniza uno con la gran fuerza vibratoria del amor de Dios, esa magnética fuerza de atracción que existe en la creación y en toda alma. Cuando, gracias a la devoción y a una prolongada y correcta práctica de Kriya -durante años, si es preciso-, la atracción magnética de la fuerza que se dirige al interior se torna más poderosa en el devoto que la fuerza de maya que atrae hacia el exterior -la cual lo ha hipnotizado haciéndole creer que el cuerpo y el mundo son reales-, entonces el devoto puede entrar a voluntad en el estado de interiorizada comunión con Dios.
Sri Mrinalini Mata. Libro "Manifiesta la conciencia divina en tu vida diaria". Pág 109