ENCUENTROS CON SANTOS DE LA INDIA

La India no es algo que se pueda describir con palabras. Es una experiencia. Hay allí muchas circunstancias que podrían parecer difíciles, si uno sólo mira la superficie, lo exterior. Pero la verdadera esencia de la India es una experiencia espiritual. Es algo que se filtra en tu ser casi sin darte cuenta, hasta que de pronto estás completamente impregnado de su magnetismo, y piensas: «¡Oh! ¡Ahora comprendo por qué Gurudeva amaba tanto la India! Esto es su India; ésta es la tierra capaz de dar al mundo un ser como mi amado Gurú».

Años atrás, cuando nuestro bendito Maestro [Paramahansa Yogananda] estaba con nosotros, no era raro que algunas tardes pasara varias horas en el comedor o en la sala de estar con todos nosotros reunidos a su alrededor -especialmente en aquellos primeros años en Encinitas, cuando se hallaba algo más libre de las obligaciones de la organización-; y muchos de aquellos felices momentos transcurrían hablándonos de su amada India. Nos contaba cómo habían sido allí los primeros años de su vida, pero lo que más nos gustaba oír de sus labios eran los relatos sobre las almas divinas que había conocido en aquel país, que ha dado tantos y tan excelsos hijos de Dios.

Con frecuencia nos decía: «Yo amo a todos los santos. Todos ellos me pertenecen, porque en cada uno de ellos sólo veo al Amado Divino. Pero siempre he sido leal a mi Gurú. Rindo homenaje a todos los que reflejan la Divinidad; pero ni mi corazón ni mis pensamientos se han apartado nunca, ni por un momento, del bendito Gurú al que Dios me condujo».

Ésa fue también la maravillosa experiencia que nosotras mismas tuvimos cuando conocimos a aquellos seres divinos de la India. Era extraño: pese a ser tan grandes y maravillosas sus personalidades, nosotras sólo sentíamos que, a través de ellos, se afianzaba nuestro íntimo vínculo con el Maestro. Y cuanto más tiempo permanecíamos en presencia de ellos, más sentíamos la presencia de él. Yo recordaba que Guruji nos había explicado que, en última instancia, Dios es el único Gurú. Él puede utilizar muchas fuentes para inspirarte un más profundo deseo y amor por Él; pero, después de haberte concedido el canal de un verdadero gurú, siempre que te acerques a Él gracias a la inspiración de cualquier fuente, te darás cuenta de que automáticamente estás recibiendo esos dones en tu interior a través del canal de tu propio gurú, el que Dios mismo ha elegido para ti. Eso era lo que nosotras sentíamos, que la gran inspiración y amor que nos llegaba de parte de aquellos santos de la India no hacía sino fusionarnos aún más con nuestro bendito Maestro. Fue una experiencia muy hermosa.

Sri Mrinalini Mata. Libro “Encuentros con santos de la india en compañía de Sri Daya Mata”. Pág 3