SUTRA 17
Lo que se requiere es un Gurú o Salvador, que nos despierte a la devoción (Bhakti) y a las percepciones de la Verdad.
Cuando el hombre encuentra a su Sat-Gurú o Salvador. Cuando el hombre se percata, por medio de su Parokshaguiana (la inferencia correcta), de la irrealidad del mundo externo, le es posible comprender la condición de Juan el Bautista: el divino personaje que fue testigo de la Luz y dio testimonio de Cristo una vez que se hubo desarrollado el amor de su corazón, el don celestial de la Naturaleza.
Cualquier buscador sincero y avanzado puede tener la fortuna de contar con la divina compañía de alguno de tales personajes que tenga la bondad de aceptar servirle como su Maestro Espiritual o Sat-Gurú, el Salvador. Ciñéndose afectuosamente a los sagrados preceptos de estos personajes divinos, el hombre adquiere la capacidad de enfocar todos sus órganos de los sentidos en el interior, en su centro común: el sensorio, Trikuti o Sushumnadwara, la puerta del mundo interno. Allí percibe él la Voz, semejante a un sonido peculiar de «llamada»: [la Vibración Cósmica que es] la Palabra, el Amén, el Om. Y también allí él ve el cuerpo luminoso de Radha, enviado por Dios y simbolizado en la Biblia como el Precursor o Juan el Bautista. Véase Apocalipsis 3:14, 20 y San Juan 1:6, 8, 23.
«Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios. [...] Ten en cuenta que estoy a la puerta y voy a llamar; y, si alguno oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos los dos».
«Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. [...] No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. [...] Respondió: "Yo soy la voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor"».
Libro “La Ciencia Sagrada”. Swami Sri Yukteswar. Pág 40