Jesús afirmó que el primer mandamiento es amar al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas; y el segundo mandamiento, semejante al anterior, consiste en amar al prójimo como a ti mismo. El señor Krishna también enseñó esta verdad cuando expresó el siguiente mandamiento: "Absorbe tu Mente en Mí; conviértete en mi devoto; renuncia por Mí a todas las cosas; inclínate ante Mí... Abandonando todos los demás deberes, concéntrate sólo en Mí". Y además: "El mejor yogui es aquel que se compadece de los demás, ya sea en medio del sufrimiento o del placer, tal como se compadece de sí mismo".
Si hemos de amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos, primero debemos entender que nuestro verdadero Ser es el alma: un reflejo individualizado de Dios. Es preciso olvidar nuestro pequeño ego y su constante preocupación por "yo,yo,yo". Jesús no quiso decir que hemos de amar al prójimo en forma restringida y exclusiva, apegados a su forma física o a su personalidad; por el contrario, nos pidió que al amar a nuestros semejantes reconociésemos, tanto en ellos como en nosotros mismos, el Espíritu que mora en el interior de todo ser humano.
Krishna expresó: "Aquel que me ve en todas partes y contempla todo en Mí, nunca me pierde de vista, y Yo jamás le pierdo de vista a él". Con una metáfora similar, Cristo expresó esta verdad de la siguiente forma: "¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de nuestro Padre". Ésa es la promesa del Amado Divino: "Nunca estoy fuera del alcance de ese hijo mío que siempre piensa en Mí y me busca en todas partes; Yo velo siempre por él".
El eco de la verdad ha resonado a lo largo de los siglos, pero rara vez emerge de las multitudes un alma que reciba y refleje por completo la luz divina. "La luna nos brinda más luz que todas las estrellas del cielo. De forma semejante, una sola alma que ame profundamente a Dios y siga los pasos de los grandes Maestros esparce más luz en este mundo que miles de predicadores que, desde sus púlpitos, sólo difundan el dogma y las formalidades de una religión.
Gurudeva se relacionaba con Dios de una manera hermosamente sencilla, como si fuese un niño. Eso fue lo que conquistó mi corazón y lo que me atrajo a las enseñanzas de Self Realization Fellowship. Aún cuando él hablaba ante las multitudes (y con frecuencia se dirigía a miles de personas), no les daba una conferencia ordinaria, sino que conversaba con sus almas, como si fuera parte de ellas. Se producía una comunión divina entre él y quienes asistían a sus charlas y clases, al compartir con ellos lo que percibía en su propia conciencia. Esa experiencia personal de Dios constituye el ideal de Self Realization Fellowship; por tal motivo, a todos los monjes y monjas de esta Orden se les enseña, en primer lugar, a percibir en su interior a Dios, para lo cual deben vivir conforme a los ideales y principios de la vida espiritual.
Sri Daya Mata - Libro "El Gozo que buscas está en tu interior". Pág 223-225