Dios está tratando en todo momento de atraer a sus hijos de regreso hacia la perfección que es inherente a sus almas. Por esa razón, incluso en la gente malvada existe una búsqueda de Dios, aunque no se exprese como tal. ¿Podrías acaso encontrar alguna persona malvada que quiera obtener sufrimiento de sus acciones? No; lo que dicha persona piensa es que sus actividades le van a proporcionar una gratificación. Quien bebe alcohol o consume drogas cree que obtendrá placer de ello. En todo lugar, las personas, tanto buenas como malas, están buscando -cada una a su modo- la felicidad. Nadie desea dañarse a sí mismo. ¿Por qué entonces la gente se comporta con maldad, lo cual inevitablemente les provoca dolor y sufrimiento? Tales acciones tienen su origen en el mayor de los pecados: la ignorancia. Es más correcto decir «malhechor» que «pecador». Puedes condenar las malas acciones, pero no debes condenar al que las realiza. Los pecados son errores cometidos bajo la influencia de la ignorancia o de la ilusión. Si no fuera porque cuentas con un grado diferente de entendimiento, tú también podrías hallarte en la misma situación. Dijo Jesús: "Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra".
Lo que deseo señalar es que en todo cuanto hacemos estamos persiguiendo la felicidad. Nadie puede decir que realmente es un materialista, porque quienquiera que busque la felicidad está buscando a Dios. Por consiguiente, tanto en el bien como en el mal, Dios nos está atrayendo de regreso hacia Él, a través de nuestra búsqueda de la felicidad. El sufrimiento que el mal provoca hará que finalmente el descarriado retorne a los gozos de la virtud. Dado que la vida es de por sí una mezcla del bien y el mal, de bellos sueños y pesadillas, deberíamos buscar sueños hermosos y ayudar a crearlos, en vez de quedar atrapados en las temibles pesadillas.
Libro “El Viaje a la Iluminación”, por
Paramahansa Yogananda, Pág 41-42