Bendíceme, Señor, para que sólo vea yo el bien y la pureza.
Protégeme para que únicamente escuche palabras inspiradoras y la belleza de los cantos de devoción.
Concédeme tu gracia, ¡oh Fragante Espíritu!, para que sólo aspire aromas que me hagan recordarte.
No dejes que pruebe otra cosa que alimentos sencillos y saludables.
Y permite que todo lo que toque despierte en la memoria del alma el recuerdo de tu contacto santificante.
Libro "Susurros de la Eternidad" de Paramahansa Yogananda. Pg 169