Cristo envía a través de mí este inspirador mensaje de Navidad:
*Así como el esposo y la esposa se sacrifican uno por el otro, los padres y las madres se sacrifican por sus hijos, como las familias se sacrifican por su país, así debería cada país sacrificarse por una Familia Mundial Unida constituida por toda la humanidad.
*Que esta época de Navidad sea un tiempo de gozoso sacrificio por los demás. Prívate de muchas cosas que son innecesarias a fin de que otros puedan tener lo esencial para vivir. Aceptaré esos obsequios como ofrendas personales que me dedicas en el templo de tu amoroso reconocimiento.
*¿Celebra esta Navidad permaneciendo en meditación conmigo el día de Nochebuena y estando también conmigo en todos los festejos día de Navidad.
*Aunque nací hace muchos siglos, vuelvo a nacer en la cuna de tu amor cada vez que clamas por mi presencia con incesante devoción. Estoy a tu lado en la Navidad y, en verdad, en todo momento, si me llamas desde las secretas profundidades de tu corazón.
Libro “La Segunda Venida de Cristo”, Paramahansa Yogananda, Pág. 491
*Así como el esposo y la esposa se sacrifican uno por el otro, los padres y las madres se sacrifican por sus hijos, como las familias se sacrifican por su país, así debería cada país sacrificarse por una Familia Mundial Unida constituida por toda la humanidad.
*Que esta época de Navidad sea un tiempo de gozoso sacrificio por los demás. Prívate de muchas cosas que son innecesarias a fin de que otros puedan tener lo esencial para vivir. Aceptaré esos obsequios como ofrendas personales que me dedicas en el templo de tu amoroso reconocimiento.
*¿Celebra esta Navidad permaneciendo en meditación conmigo el día de Nochebuena y estando también conmigo en todos los festejos día de Navidad.
*Aunque nací hace muchos siglos, vuelvo a nacer en la cuna de tu amor cada vez que clamas por mi presencia con incesante devoción. Estoy a tu lado en la Navidad y, en verdad, en todo momento, si me llamas desde las secretas profundidades de tu corazón.
Libro “La Segunda Venida de Cristo”, Paramahansa Yogananda, Pág. 491