Toda devoción que el gurú recibe de sus discípulos, él se
la ofrece a Dios
Para seguir un
determinado sadhana, es necesario
disponer de un gurú. La mente de un verdadero gurú se encuentra siempre fija y
absorta en el Bienamado Cósmico; ya sea que siga él la senda de Raja, Guiana, Karma o Bhakti Yoga2, su conciencia se halla unida a Dios. Toda devoción que el gurú
recibe de sus discípulos, él se la ofrece al Señor. Su propósito es encauzar la
mente del devoto hacia el Padre Celestial, y no hacia su persona.
Mi divino gurú
Paramahansa Yogananda, fue uno de estos grandes seres. Jamás permitió a sus discípulos
apegarse a él o depender de su personalidad. Su único deseo era que amásemos y buscáramos solamente a
Dios. Una y otra vez, nos estimulaba a elevar nuestros pensamientos hacia el
Señor, enseñándonos a mantener la mente en armonía con Él, noche y día. Toda
vez que Paramahansaji comprobaba que
algún factor externo estaba absorbiendo nuestra atención, nos reprendía.
Gurudeva nos enseñó a mantener la mente siempre embriagada de Dios, a que los
labios hablasen sólo de Él y a que nuestro corazón le cantase sin cesar al
Señor. En verdad, Gurudeva era para nosotros
un ejemplo de cómo deberíamos vivir: con el ser entero absorto en la
Divinidad. (Sólo
Amor, por Sri Daya Mata pág 184, 185)
2Los diversos senderos
que conducen a Dios: la vía «suprema»,
la vía del discernimiento, la vía del servicio y la vía de la devoción,
respectivamente