EN EL MES DE ENERO

Celebremos el nacimiento del Gurú como decía  Daya Ma: "Los exhorto a que hagan su parte: sigan las enseñanzas; mediten con profundidad todos los días; sirvan a los demás; y, en todas sus actividades, permitan que el corazón y la mente se vuelvan constantemente hacia la Fuente Única de seguridad, satisfacción y amor incondicional. " (Revista Self-Realization Primavera del 2011 pág 22)

" El hombre común se gana la vida, come tres veces al día y se entretiene con diversiones triviales, de ese modo se halla continuamente absorto en  el desempeño mecánico de sus deberes materiales y sin tomar jamás conciencia de la importancia de comprender el propósito de la vida, que consiste en alcanzar la verdadera felicidad y compartirla con los demás.  El sabio desecha el falso orgullo de creerse perfecto o el pensamiento de "estoy bien así como soy".  Empleando la red de la introspección, atrapa el engaño y lo destruye.  De igual modo deberías tú abandonar el profundo sueño ocasionado por los hábitos de la ignorancia y despertar la sabiduría interior practicando los buenos hábitos, ya que son lo único que puede liberar la vida del peligro y coronarla de felicidad perdurable.
Beber hasta ebriedad de la rutina cotidiana de persistentes hábitos inútiles, vivir de la misma forma negativa cada día, año  tras año, esforzándote cada día, año tras año, es una experiencia sin provecho alguno.  Destruye el falso orgullo; despierta tu alma y mantente siempre al acecho, esforzándote cada día por ser diferente y mejor en todos los aspectos.  Tu alma no fue destinada a ser prisionera de la pasión ni a dormir tras los barrotes de la ignorancia,  Sacúdete el estupor de la pereza, avanza velozmente llevando a cabo acciones constructivas y atrapa el éxito en la red de la creatividad del alma.
Abandona la melancolía y el letargo espiritual; solázate en la luz de la paz meditativa y la realización del Ser, que destruye el falso orgullo de la existencia material y desvanece la melancolía interior del alma."  (Paramahansa Yogananda, El vino místico, pág 4)