El autodominio consiste en aprender a elevarnos por
encima del cuerpo, en aprender a elevarnos por encima de los deseos, aprender a
elevarnos por encima de los hábitos y de los estados de ánimo. Cada vez
que algo se presente para alterar tu mente, ten por cierto que es Dios quien te
pone a prueba y te disciplina. Si dicha prueba puede “derribarte”,
si puede apartar tu mente de Dios, si puede perturbarte, si puede hacer aflorar tu mal genio o hacerte sentir compasión, habrás descubierto
entonces un eslabón débil en la cadena de tu conciencia.
El verdadero devoto es aquel cuya mente se halla
siempre inmersa en la presencia –en la calma y la paz- de la Madre
Divina. Para obtener este bendito estado, debemos esforzarnos por
alcanzar tal dominio de nuestro ser que nada sea capaz de afectarnos o
alterarnos. Toma con filosofía las pruebas que te depare cada jornada y
procura adaptarte a tu situación lo mejor que te sea posible. Sé como un
corcho que flota en el océano: no importa cuanto lo agiten las olas, siempre
está en la superficie. Aún cuando la vida te sacuda severamente, no debes
dejarte hundir en el océano de la tristeza y del engaño.
Por Sri Daya Mata “Solo Amor” como llevar una vida
espiritual en un mundo cambiante. Pág 243. Editorial Self Realizazation
Fellowship 2009